sábado, 1 de diciembre de 2012

La gente que sí

     ¿Se acuerdan de la gente que no?. Pues parejito a ello está la gente que sí. Afortunadamente, hay mucha más gente que sí, que gente que no. La gente que sí, irradia luz. No son los más guapos, ni los más listos, ni los más graciosos, ni los más cariñosos. Aunque a veces son todo lo contrario. A veces hablan poco. Pueden ser tímidos y parecen poco accesibles. O todo lo contrario. Puede que no llamen en días o en meses. O que se vayan fuera unos años y no los tengas a tu vera. O al revés. Son gente que proyecta su luz. Que te baña de luz. Son personas que cuando te miras en sus ojos, mejora tu vida. Son las personas que siempre se alegran de verte, da igual el tiempo pasado. Su simple contacto llena de energía positiva tu entorno. Que cruzan la acera para darte un abrazo y que llegan tarde a su cita porque estaban contigo. Felices de verte, te sonríen sólo porque estás y no piden más. Te entran en el alma el primer día y van creciendo dentro de ella con los recuerdos. Y nunca pasan de moda. No son estrellas efímeras de la moda de la amistad. Siempre están, sin ser grandes amigos, o siéndolo. Alumbrándote el camino y reconfortando tu existencia. Con ellos, la vida resulta más fácil. Y son sabedores de su poder, y lo comparten desinteresadamente. Reparten felicidad. Te marcan. Te vas a tu casa brillando por que tu esfera se rozó con la de ella. Y parece que quieres ser mejor persona. Y los llantos lo son menos. Y las desgracias se diluyen. Te atraviesan con flechas reconfortantes y son luciérnagas en la oscuridad de tu realidad.

        Cuando desaparecen dejan un vacío hondo e incómodo porque es imposible restituir una gran pérdida. Intentemos llenarlo con toda la luz que nos dejan.

Dedicado a ti que te fuiste y a toda mi gente-que-sí