domingo, 24 de junio de 2012

En la playa

Al final, mis años entrenando a baloncesto, han servido de algo. Esas tardes aprendiendo a defender en zona y a correr en zig zag hacia atrás han dado sus frutos. No lo dieron en su momento, porque yo era una batatilla, pero mira por dónde, cómo me he alegrado hoy de haberme currado los entrenos. Moraleja antes de la historia: nunca vas a saber dónde puedes aplicar tus habilidades, así que, toda habilidad es un tesoro. Jóvenes generaciones, recuerden esto cuando no sepan para que están aprendiendo algo. Pued nada, al lío. Ahí estaba yo con los 3 en las Teresitas. Los 4 puntos a tener en cuenta: los Ns y la mochila. Bueno, mochila por decir algo, porque la diferencia entre lo que llevaba yo a la playa y una mudanza transcontinental es poca. Toallas muchas, mudas de bañadores, y atención: 4 cubos, 4 palas, 4 rastrillos, 4 moldes de cangrejos (yo también llevo los míos, obvio), 3 jugos, 3 petit suisse de beber, 4 manzanas (1 para mí), 4 plátanos (1 para mí), galletas, papas, pañales, toallitas, clines, (kleenex?), una cucaracha muerta que había en un cubo, crema factor pantalla de silestone y un collar de perlas del chino que mi hija decidó que era imprescindible. Ah! Y los manguitos. De esos que son 3 círculos de colores de corcho por brazo. Es decir, ¡12! círculos. En fin, que me puse en posición para poder mirar mis 4 puntos y tenerlos controlados. Cuando me vine a dar cuenta, tras andar para atrás y para adelante, cubriendo a unos y otros, y dándome órdenes a mí misma para llegar a tiempo al que estaba en peligro inminente de ahogarse, me di cuenta de que estaba ¡defendiendo!. Estaba en zona defendiendo a 3 y con el ojillo retrovisor evitando que algún jeta nos birlara los matules. Por Dios, si estaba hasta con la postura típica. Y ya que estaba así, me dije, por eso de la multitarea, que sí aguantaba un rato igual se me reafirmaba el trasero. Bueno, pues al final, no perdí ningún N, tampoco se ahogaron, no se me volaron y no me robaron ningún cubito. El culo lo tengo igual de firme que antes (es decir in-firme) pero tengo unas agujetas de la hostia. ¡ Viva el Basket!

martes, 19 de junio de 2012

Día de M

Cuándo los días empiezan mal, lo mejor es tomárselo con buen humor, porque la posibilidad de meterte de nuevo en la cama, bypassearlo, y que llegue el siguiente, francamente, es remota. El lunes comenzó el día con la peor noticia del mundo para mí: La chica que nos ayuda en casa, comenzaba sus vacaciones. Horrible. Horroroso. Ansiedad anticipatoria la semana de antes pensando en ese momento. La superabuela que nos echa las 2 manos y los pies, enferma con fiebre en cama. A mi mari le toca en el sorteo llevar a N1 y N2 al cole. Ya vamos apurados. En el garaje, el coche no arranca. Taxi que te pego para llegar en hora. Vuelta en guagua para ahorrar y a esperar a la grúa, que no da señales de vida, hasta que se hace mi mari un café, que se enfría sobre la mesa. Mientras tanto me he olvidado de poner el lavavajillas la noche anterior y estoy fregando mi taza de desayuno, que rompo por que se me escurre. Se levantan N3 y N4 a la vez: teta, bibe, caca, ropa, caca, teta...y yo sin desayunar. Una galleta chupada encima de la mesa se me torna apetitosa y la comparto con un café en otra taza de las pequeñas. A ciencia cierta, con esta dosis de cafeína yo no llego a las 11. Corre a la guarde a llevar a N3 con el koala a bordo. Vuelve corriendo a hacer la compra para hacer la comida. Ya las 12. Me tengo que ir a buscar a N1 y N2. ¿Qué hago con el pollo? ¿Dejo el horno, bajito, puesto? Bueno, pues lo dejo. Me voy caminando con el bebé. Cuando voy a buscar a los niños en coche con el bebé me sale una úlcera. Tercera fila. Pitas. Correcorre con el bebé en brazos. N2 no quiere entrar en el coche. Paso. Caminaaaaaando que me voy. En plena Rambla, con mi bebé en el carrito, 12:30, sol de justicia y viento huracanado del copón. Piso con mi sandalia una caca. Estupendo. Toallita de bebé para limpiarme. Me agacho. Viento huracanado. Sombrilla abierta. Viento en la sombrilla. El carro, al que estoy atada por una abradacera, aparta a correr como una tabla de windsurf y me caigo de boca en la calle. Bien mirado, nadie me ha visto, y no me he caído encima de la caca. Llego al cole. Mochilas. Compra pan que tienen hambre. Volvemos caminando. Pan y un helado. Me da igual pero caminen ya coño que no llegamos nunca. Puerta de mi casa. Porfingraciasadios. El pollo se ha quemado. Y todavía queda toooooooda la tarde.

martes, 12 de junio de 2012

Olvidos

No hace mucho, ya lo saben algunos, vestí a mis hijos con el traje típico del terruño para la fiesta del colegio. Estaban lindos lindos con sus trajes de mago, sus sombreritos, sus quesitos de maxorata para compartir... Lo malo fue que me equivoqué de día!! Menos mal que su abuela previsora, los metió en la cafetería de al lado para cambiarlos con un chándal que traía de muda. No es la primera vez que olvido cosas importantes con los chiquillos, el día de las notas, un cumpleaños de un compañero, llevar a uno cuando el que está invitado es otro. También le he dado el biberòn de la niña al bebé, y una vez intenté darle un petit suisse muerta del sueño. Al menos mi hijo mayor se dio cuenta y al final se lo comió él. También he metido los pañales que iban a la basura en el micro, el brick de leche en la basura y la taza en la nevera. Las llaves del coche en el cajón de las bragas y la cartera en la canastilla. Les cambio las ropas y guardo los pijamas al revés. Por ponerles crema hidratante a veces les vuelvo a dar con jabón y a alguno le lavo los dientes 3 veces y a los otros 2 ninguna. Hoy le he puesto leche a la cafetera en vez de agua y he sacado unas zanahorias pensando que eran galletas. Bendito móvil que me avisa con las alarmas de cuando viene la compra de mercadona, porque si no ni comiamos.

martes, 5 de junio de 2012

Los virus

Creo que es un saber universal que los niños como especie son conocidos como sacos de virus. Los niños no tienen mocos, los niños SON con mocos. Los niños van transportando virus y bichos y microbios de un lugar a otro y de una persona a otra. Es como aquello de la ratas y la peste del mil y pico. No me mires así. Es la purita verdad. La diferencia es que a los hijos se les quiere y a las ratas no. Pues qué pasa cuando aparece un hijo vehiculizando un virus que se ha agenciado en una guardería. Que tras transmitirlo a todos sus hermanos con esa espíritu fraternal de compartir, aumenta su virulencia x 1000 y te ataca armado con la espumadera de las sartenes. Los niños están más o menos, y a las 48 horas como rosas. Pero tú,¡ ay amigo!, tú estás hundido en la más absoluta de las miserias. En este caso, en la más absoluta de las mierdas, ya que, lo que nos ha traído con amor a casa N 3 es un rotavirus. Éste, inunda tu casa y la del vecino si puede, de vómitos y diarreas. Relativamente compatibles con la vida diaria de los chiquillos, verdaderamente incompatibles con la tuya. Además de encontrarte como si te hubiera atropellado un camión de cerdos y hubiesen dejado su aroma por toda la casa, tener el culo como una flor (pisada por unas botas con clavos) y la barriga llena de tsunamis, tienes que cuidar de la prole. Hoy tenía al intervalo (2-4) en casa aquejados de este mal mientras que N 1 se había ido de excursión con el cole. Antes de irse por la mañana le santigüe para que no le empezaran los apretones en el pico del Teide. Todavía está muy chico mi niño para que me lo anden estigmatizando. En fin, que a las 7 de la mañana mientras terminaba la tortillita para la excursión de mi chico, ya estaba limpiando los signos de la diarrea por el pasillo, que a N2 no le daba tiempo a llegar al báter y a N3 le rebosaba del pañal. Todo regado por los vómitos película del exorcista del
bebé acompasado con metralletas deposicionales de quién la fuerza se le escapa a partes iguales por arriba y por abajo. A las 8 30 de la mañana yo ya estaba destrozada. El ritmo de la familia ha ido in crescento y a eso de las 5 cuando me tenía que ir a ver al asesor para la declaración de hacienda (ay va), me quería morir muerta. Todos los papeles, 4 fortasecs y un chuponazo de primperán y a hacer la declaración con el asesor. Abro mi maletín. Aparto un chupete pegado a la declaración del año anterior. El certificado de retenciones de la empresa tiene una mancha derrape de un sospechoso color marrón. No pierdas la compostura. ¿Será este el papel?. "Señora, le he pedido el documento acreditarivo de las actividades económicas y me ha dado la hoja de vacunas de un tal Mr Rustifur". "Mire, camarada, vd haga lo que pueda e intente con algún cambalache que me devuelvan unas perritas y aquí hoy paz y mañana gloria". Efectivamente cuando he llegado a mi casa, no paz, ni gloria: caca y recaca. 23 30 de la noche y esto parece una fiesta. Qué majos son los críos.